jueves, 21 de abril de 2011

Sugerencias a tener en cuenta para atraer mariposas a su jardín.



Todo jardín expuesto al aire libre, sin ninguna duda será visitado por las mariposas, al menos que las condiciones ambientales no fueran lo suficientemente favorables para que ellas se acerquen allí. Por ello aporto aquí información provechosa para quienes quieran incrementar la posibilidad de acercar más lepidópteros a su jardín sin que este pase desapercibido para las mariposas que vuelan en su cercanía y para quienes tengan la intención de mantener lepidópteros en un recinto cerrado con la finalidad, por ejemplo, de estudiar el ciclo de vida de las mariposas o la biología de las mismas.
Mariposas en un jardín (sugerencias)
Los lepidópteros requieren del calor proporcionado por la acción del sol. Este calor pone en actividad a las mariposas calentando la hemolinfa (liquido análogo a la sangre de los vertebrados que tienen los artrópodos) que circula en su cuerpo, y por ello es aconsejable que un jardín de mariposas o un mariposario, requiera entre otras cosas, de una buena iluminación natural aportada de manera directa por el sol que los lepidópteros aprovecharán asoleándose posados con sus alas extendidas, favoreciendo además, a la floración de las plantas del lugar. Por otra parte, el viento fuerte, en ocasiones juega en contra del vuelo de las pequeñas y medianas mariposas dificultando su desplazamiento, y por ello es también recomendable evitarlo dentro del jardín, buscando la manera apropiada para ello. Para mantener mariposas dentro de un lugar cerrado como un mariposario, habrá que propinarles todo lo necesario para lograr las condiciones más apropiadas para llevar a cabo la subsistencia y, por consiguiente, la reproducción de las mismas. Por esto las condiciones ambientales del recinto se ajustarán a los requerimientos y necesidades de las mariposas. Como primera medida, se deberá observar las especies que vuelan en la localidad donde se llevará a cabo la instalación del jardín de mariposas o el mariposario.
Esas especies son las que habitarán nuestro jardín ya que son las mariposas mejor adaptadas al clima natural
de la localidad. Las condiciones de temperatura y humedad juegan un rol importante en la biología de los lepidópteros, sobre todo si se busca la reproducción de las especies. Por ello se debe lograr una temperatura que varíe durante la noche y el día entre los 20ºC y 30ºC. Asi mismo, el agua, es esencial en la vida de los animales como de las plantas. Por ello la humedad deberá ser controlada y al menos mantenida en un nivel superior al 60% para permitir la vida conjunta entre plantas y mariposas, las cuales libaran el néctar de las flores y exudados que segregan algunas cortezas de árboles; libarán fermentos o el jugo de alguna fruta madura y la humedad de ciertas superficies enriquecidas en sales, una sustancia requerida también por ellas y que nosotros podremos aportar dispersando pequeñas cantidades de sal de mesa (cloruro de sodio) en lugares húmedos, como podrían ser aquellos cercanos a una fuente de agua, algo que resulta excelente como decoración y que aporta y mantiene la humedad en un jardín.
Ciertas familias de lepidópteros como Heliconiidae, ingerirán en su dieta el polen de las flores. Por todo esto es recomendable también procurar un jardín con una flora muy variada buscando en lo posible aquellas plantas autóctonas mejor adaptadas para cada estación y las perennes que tendremos en nuestro jardín por algunos años, buscando con ello mantener una floración constante y permanente dentro del lugar. Tengamos en cuenta que no todas las especies lepidópteras vuelan en una misma época, y por esto se deberá contar con plantas que aporten flores en distintas épocas del año, sobre todo en meses de temperaturas cálidas y templadas que son aquellos en que más abundan los lepidópteros. Tengamos en cuenta que en zonas ubicadas en latitudes alejadas del Ecuador, los inviernos son más crudos y por ello no veremos mariposas en esa estación del año. Muchas especies, para sobrellevar este periodo de intenso frío, han adquirido la capacidad de soportarlo en estado de huevo, o crisálida diapausante que permanece en espera del calor primaveral para continuar su desarrollo y convertirse en adulto o mariposa. Si se busca la reproducción de los lepidópteros, deberemos tener muy en cuenta que las orugas, en muchos casos se alimentarán de alguna familia, algún género o alguna especie de planta en particular... Por ello hay que conocer perfectamente las especies lepidópteras que vuelan en nuestro jardín y hacer, de acuerdo a cada especie, una selección de las plantas que serán las aceptadas de manera muy particular para el desove y alimentación de las larvas de cada una de las especies que mantendremos o queramos recibir en nuestro jardín. El estadio de oruga es la etapa de mayor actividad alimenticia de un lepidóptero, razón por la cual se deberá proporcionar su planta nutricia en abundancia y evitar la falta de ella ya que esto será motivo en muchos casos de un pobre y deficiente desarrollo larval que redundará en pequeñas y débiles mariposas o en el consiguiente deceso de la oruga.
Téngase en cuenta que las hembras de las especies diurnas desovan generalmente durante toda su etapa adulta alcanzando en muchas especies varias semanas de vida, período durante el cual las puestas son realizadas de manera frecuente pero con pocos huevos por vez. Hallarlos puede resultar dificultoso para quienes no tengan una experiencia en esto, pero buscando con detenimiento en las plantas hospederas o lugares próximos a ellas, podremos encontrarlos con la intención de preservarlos de sus depredadores y aislarlos para la cría posterior de las orugas que nacerán. En cambio muchas hembras de las especies nocturnas hacen pocos desoves pero poniendo muchos huevos agrupados en cada una de sus puestas, aprovechando así las energías que irán agotando en un período de vida relativamente corto, dándonos con ello la posibilidad de poder observar a la quieta mariposa nocturna o polilla y localizar la puesta con menos dificultad para realizar también la tarea de preservarlos y obtener un desarrollo controlado de las larvas y futuras mariposas nocturnas.
No está de más advertir sobre el uso de insecticidas que serán sin dudas perjudiciales, no solo para algún insecto que se quiera erradicar de su jardín, si no también para cualquier especie lepidóptera. Es mejor permitir la convivencia entre insectos y plantas, sin intervenir con elementos nocivos para ellos.
Para quienes residan en Buenos Aires, doy aquí una lista de plantas que favorecerán la atracción y acercamiento de las mariposas a su jardín, por el aporte de néctar y polen que darán, y por resultar algunas de ellas, plantas hospedadoras de especies lepidópteras que pueden ser observadas en la región:
Abelia (Abelia grandiflora), Achira (Canna indica), Aristoloquia (Aristolochia elegans), Asclepia o Bandera Española (Asclepia curasavica), Ipomea (Ipomea indica), Lantana (Lantana cammara), Lavanda (Lavandula officinalis), Pasionaria o Mburucuyá (Passiflora caerulea), Sen del Campo (Senna corymbosa), Veronica (Hebe officinalis), Zinia o Flor de Papel (Zinnia elegans). Rutáceas como los cítricos Limonero, Naranjo y Mandarino, y los árboles Tala (Celtis tala) y Coronillo (Scutia buxifolia).
Aníbal R. González
Fuente: www.mundobutterfly.com.ar

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